Por: Jefferson TM
En los últimos años, Guatemala ha dado pasos importantes para mejorar el acceso a la educación superior, especialmente a través de programas de becas. En 2023, el país otorgó alrededor de 3,500 becas para estudios universitarios, lo que representa un esfuerzo significativo del gobierno y organismos internacionales. Sin embargo, este número apenas alcanza el 0.13% del total de profesionales graduados universitarios en el país, una cifra que subraya el limitado impacto de estos programas frente a las necesidades de la población. En un país con 19 millones de habitantes y una tasa de alfabetización que no supera el 81.3%, estas becas son un recurso valioso, pero insuficiente para cerrar la brecha educativa que enfrenta Guatemala.
Si a estas 3,500 becas se le sumara la gran participación que tiene la -USAC- en la educación superior del pais, al contar con aproximadamente 232,000 estudiantes, aún así unicamente el 2.6% de los jóvenes guatemaltecos tienen acceso a una universidad en el país.
Cuando se compara con Cuba, la disparidad es aún más evidente. A pesar de estar bajo un régimen comunista y enfrentar altos niveles de pobreza, Cuba mantiene una tasa de alfabetización cercana al 99.8%, casi universal, y analizando los ultimos 5 años este número se ha mantenido, a diferencia de guatemala que en el 2019 contaba con una alfabetización del 79% casi un cuarto de la población no sabía leer y escribir para ese entonces, y en el transcurso de 5 años solamente se ha avanzado un 2.3% de aumento. Este contraste plantea preguntas cruciales: ¿cómo es posible que un país con más restricciones económicas y políticas logre resultados educativos tan superiores? Cuba, a través de su modelo centralizado, ha priorizado la educación como una herramienta de transformación social, mientras que en Guatemala, a pesar de su economía abierta y opciones educativas más amplias, los resultados siguen rezagados.
Fuente: Los datos de Guatemala son aproximaciones basadas en fuentes oficiales del gobierno y organismos internacionales como la UNESCO.
Otro ángulo crítico es el nivel de educación superior. En 2023, Guatemala alcanzó un porcentaje del 14.5% de profesionales universitarios en su población, una cifra que sigue siendo baja en comparación con el promedio latinoamericano. Chile, en cambio, lidera la región con un 30.8% de su población con estudios universitarios. Esta diferencia resalta cómo las políticas educativas de acceso y apoyo financiero en Chile han sido mucho más efectivas para fomentar la educación superior. En Guatemala, aunque existen universidades públicas y privadas, el acceso sigue estando limitado para grandes segmentos de la población, especialmente en áreas rurales y entre grupos indígenas. Esto se refleja en las palabras de la vicepresidenta Karin Herrera, quien ha destacado la necesidad de eliminar las barreras de acceso para todos los guatemaltecos. En los ultimos 5 años guatemala solo ha logrado crecer 1.2% en respecto a la cantidad profesionales universitarios, mientras que chile un 1.3% pero aún así, supera por 16.3% a Guatemala.
El sistema de becas en Guatemala, si bien es un paso positivo, aún enfrenta varios desafíos estructurales. La XXIII Feria Nacional de Becas, inaugurada en 2024 por la vicepresidenta y Segeplan, ofreció más de 600 becas nacionales e internacionales. Sin embargo, en un país donde la mayoría de los jóvenes viven en condiciones de pobreza, la pregunta persiste: ¿estas becas están realmente alcanzando a quienes más las necesitan? La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) muestra que los sectores más afectados por la pobreza son precisamente los jóvenes, lo que agrava la problemática de acceso a la educación. Mientras que en Cuba la educación es gratuita y accesible para todos, en Guatemala, la brecha de desigualdad sigue siendo un obstáculo significativo, debido a que las escuelas del área rural constantemente se ven afectadas por los desastres naturales que año con año sufre el país, y teniendo bajo apoyo estatal para su restauración, así como la asignación y/o contratación de docentes.
Chile, por su parte, ha implementado una serie de reformas educativas que han ampliado el acceso a la universidad, incluyendo programas de financiamiento estatal y políticas que promueven la inclusión. En 2023, más del 30% de su población contaba con educación universitaria, lo que contrasta drásticamente con la realidad guatemalteca. Mientras en Guatemala solo 35,000 personas se graduaron de la universidad ese año, en Chile la cifra fue mucho mayor en proporción a su población. Esto refleja no solo una mayor inversión en educación, sino también una estrategia política que entiende la educación superior como un motor de desarrollo económico y social.
La vicepresidenta Herrera ha sido clara en su visión de que la educación es «la llave maestra» para abrir nuevas oportunidades y fomentar el desarrollo en Guatemala. Durante la feria de becas de 2024, instó a los jóvenes a aprovechar las oportunidades educativas y, más importante aún, a regresar al país tras completar sus estudios en el extranjero. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, la realidad es que muchos profesionales guatemaltecos que estudian fuera del país no encuentran las condiciones adecuadas para regresar y contribuir al desarrollo local, lo que provoca una fuga de cerebros significativa.
Si bien Guatemala ha incrementado el número de becas y el acceso a la educación superior en los últimos años, los datos muestran que esto no ha sido suficiente para revertir las tendencias históricas. A pesar de contar con la -USAC- como unica instución pública de educación superior y 16 universidades privadas, muchas de las cuales ofrecen opciones educativas de calidad, el acceso sigue siendo limitado para los sectores más vulnerables. Esta limitación, combinada con una economía que no siempre ofrece oportunidades adecuadas para los recién graduados, perpetúa un ciclo de desigualdad que afecta tanto el desarrollo humano como económico del país.
Finalmente, al observar el panorama educativo de Guatemala en el contexto latinoamericano, la comparación con Cuba y Chile resulta reveladora. Cuba, a pesar de sus desafíos económicos, ha logrado crear un sistema educativo que garantiza el acceso universal a la alfabetización, mientras que Chile ha establecido un modelo de educación superior que fomenta el crecimiento profesional de su población. Guatemala, por otro lado, sigue luchando por consolidar un sistema que no solo ofrezca acceso, sino también calidad y equidad en la educación.